miércoles, 25 de abril de 2007

VISIÓN DE CONJUNTO

La Tierra afronta serio peligro de contaminación y muerte de especies vegetales y animales, y también de los suelos, la atmósfera, los ríos y los mares, que sustentan la vida.Conscientes de la gravedad de la situación, los países miembro de las Naciones Unidas se reunieron en 1992, en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida como la Cumbre de Río de Janeiro.
Allí, gobernantes, científicos y periodistas de todo el mundo, informaron y alertaron sobre los problemas del desarrollo industrial y tecnológico.


El conocimiento de la naturaleza y de los cuidados que ella requiere deberían ser temas primordiales en los procesos educativos actuales. El sistema educativo, precisamente, debe proveer hoy información sobre ecología a todos los niveles: desde el cuidado de un animalito doméstico, pasando por las charlas cotidianas de los maestros o el trabajo en huertas escolares en los niveles primario y medio, hasta las especializaciones terciarias y la concientización de los profesionales de otras áreas en institutos y universidades.


La gran cantidad de deshechos que genera el hombre, suele quemarse o utilizarse en rellenos sanitarios para atenuar el impacto que esto produce, los países más desarrollados fomentan el reciclado.



La falta de cuidados por parte del hombre hacia otros seres vivos pone en peligro de extinción a muchas especies, el oso panda, algunos batracios, las focas del ártico o las ballenas de los mares del sur son algunas de ellas.

NUEVO NOMBRE PARA UN VIEJO PROBLEMA

Ni los problemas que trata la ecología son nuevos ni la ecología es sólo una moda pasajera. Ya en el período Neolítico, diez mil años atrás, los hombres talaban bosques para obtener madera y abrir claros donde sembrar los granos de los que se alimentaban. Así resultaron alterados los ecosistemas en los que esas comunidades vivían. En Grecia, Platón dejó testimonio escrito de la deforestación de ciertas montañas del Ática, que habían quedado como "el esqueleto de un cuerpo enflaquecido por la enfermedad". El agua, observaba el filósofo, "no se perdía entonces como ocurre hoy, discurriendo sobre el terreno desnudo".




Desde luego, el problema no afectó sólo a la Antigüedad: a lo largo de la historia diversas áreas terrestres se vieron modificadas por la acción del hombre. Por ejemplo, a partir de la década del '50 la agricultura experimentó un crecimiento favorecido por los adelantos en ingeniería genética de semillas y desarrollo de agroquímicos. Esta intensificación del uso de las tierras ocasionó la degradación de las mismas y la necesidad de explotar nuevas áreas.




Cuando la actividad humana carece de controles y reglamentaciones, pueden producirse grandes catástrofes. Los derrames de petróleo provocan la muerte de numerosos organismos, alterando el equilibrio ecológico.






miércoles, 18 de abril de 2007

REGIONES POLARES

REGIONES POLARES


En torno a los dos polos de la esfera terrestre se extienden las regiones polares. Los casquetes polares se encuentran limitados por los círculos polares Ártico, a los 66º 33' de latitud Norte, y Antártico, a la misma latitud en el hemisferio Sur. Ambas regiones están en su mayor parte cubiertas de hielos, producto de la acumulación de nieve invernal que no alcanza a ser fundida por la luz solar durante el verano. Son características de los mares polares las grandes masas de hielos llamadas icebergs, bloques que por estar situados al borde de las costas se desprenden y comienzan a flotar a la deriva, hasta que desaparecen confundidos con el agua del mar.

El clima polar


En los polos, por la posición de la Tierra respecto del Sol, los rayos bajan oblicuamente. En consecuencia, no logran ser absorbidos totalmente por el suelo, y un gran porcentaje del calor es rechazado por reflexión. Las temperaturas son muy rigurosas; en muchos sitios, no alcanzan valores por encima de cero ni siquiera en verano. Las marcas extremas que se han registrado son de -88º C en la Antártida, y -50º C en el Ártico.Otra característica es que en ambas áreas, a medida que se está más cerca de los polos, los inviernos son más oscuros y los veranos más luminosos. En las zonas polares, verano e invierno duran seis meses, y durante la estación más fría el Sol no asoma en el horizonte.


La vida en el Ártico y el Antártico


En su sector continental, el Ártico comprende los extremos septentrionales de América del Norte (Alaska, Canadá y Groenlandia), Europa (países escandinavos) y Asia (Rusia)


El hecho de que los fríos no sean tan extremos en la región ártica se debe a que la mayor parte de ésta, a diferencia de la Antártida, está ocupada por el mar. La masa de agua oceánica absorbe mejor el calor durante el largo verano.

El animal más conocido de este bioma es el oso polar, el mayor carnívoro viviente. Puede llegar a pesar 800 kg., y se alimenta sobre todo de focas y peces. Cuando no consigue atraparlos, come musgos y líquenes.

A diferencia del Ártico, la Antártida es un verdadero continente, de unos 14.000.000 de km2.


Apenas 7.600 km2 de esa extensión quedan libres de hielo; el casquete glacial tiene en algunos sitios hasta 4 km. de espesor. La vida vegetal se reduce a líquenes y musgos. Sin embargo, hay dos especies de plantas con flores. Ambas crecen en la Península Antártica, el extremo más cercano a América del Sur, más cálida y húmeda que el resto del territorio. Los líquenes surgen en las superficies desnudas de las rocas. Son muy resistentes al frío y a la sequía; obtienen agua de la nieve fundida, y nutrientes de excrementos de aves, transportados por el viento.




ECOSISTEMAS

LOS ECOSISTEMAS.


Hacia 1950 los ecólogos elaboraron la noción científica de ecosistema, definiéndolo como la unidad de estudio de la ecología. De acuerdo con tal definición, el ecosistema es una unidad delimitada espacial y temporalmente, integrada por un lado, por los organismos vivos y el medio en que éstos se desarrollan, y por otro, por las interacciones de los organismos entre sí y con el medio. En otras palabras, el ecosistema es una unidad formada por factores bióticos (o integrantes vivos como los vegetales y los animales) y abióticos (componentes que carecen de vida, como por ejemplo los minerales y el agua), en la que existen interacciones vitales, fluye la energía y circula la materia.

Un ejemplo de ecosistema en el que pueden verse claramente los elementos comprendidos en la definición es la selva tropical. Allí coinciden millares de especies vegetales, animales y microbianas que habitan el aire y el suelo; además, se producen millones de interacciones entre los organismos, y entre éstos y el medio físico.

La extensión de un ecosistema es siempre relativa: no constituye una unidad funcional indivisible y única, sino que es posible subdividirlo en infinidad de unidades de menor tamaño. Por ejemplo, el ecosistema selva abarca, a su vez, otros ecosistemas más específicos como el que constituyen las copas de los árboles o un tronco caído.