Colombia es todavía más notable en avifauna (l.754 especies, el 19.4% del total mundial, mientras Brasil alcanza el 17.62% y África entera el 15%).
Es también el más rico en orquídeas y palmeras, El segundo en anfibios, El tercero en reptiles.
Es también el más rico en orquídeas y palmeras, El segundo en anfibios, El tercero en reptiles.
Una concentración tan gigantesca de especies, que alcanza más del 10 % de la biota mundial en menos del uno por ciento del territorio, supone unas áreas de distribución relativamente pequeñas en muchos casos y un alto grado de endemismo, lo que hace más difícil protegerlas.
Los 87 grupos indígenas que aún restan en Colombia, con algo más de medio millón de individuos, son los supérstite de unas trescientas etnias bien diferenciadas que habitaban el territorio hacia el tiempo de la Conquista Española. Así, muchos de los Parques son a la vez Resguardos Indígenas, sujetos a una legislación especial que da a las comunidades nativas manejo autónomo en un amplio nivel de decisiones, como ocurre en el Parque de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde coexisten un Resguardo Kogui y otro Aruhaco. Otro ejemplo es Cahuinari, en el corazón de la región amazónica colombiana, donde conviven
Huitotos, Muinanes, Nanuyas, Mirañas, Boras, Yacunas y Andoques, los cu
ales recuperaron un territorio que prácticamente quedó vacío a raíz del genocidio perpetrado contra los recolectores del caucho a manos de los capataces de la "Casa Arana", del Perú. En otros casos, en fin, el Parque es sencillamente el territorio donde los nativos conservan su hábitat natural y obtienen su subsistencia.
Huitotos, Muinanes, Nanuyas, Mirañas, Boras, Yacunas y Andoques, los cu
ales recuperaron un territorio que prácticamente quedó vacío a raíz del genocidio perpetrado contra los recolectores del caucho a manos de los capataces de la "Casa Arana", del Perú. En otros casos, en fin, el Parque es sencillamente el territorio donde los nativos conservan su hábitat natural y obtienen su subsistencia.
Sea lo que fuere, los Parques son, en todo caso, un instrumento formidable de conservación del patrimonio genético, una oportunidad única de aprendizaje y además, un activo turístico inestimable. A partir de l.992 se inicia un plan para aprovecharlos con fines ecoturísticos, por lo cual los interesados en esta materia deben complementar la información de la Guía con otras novedades que pueden ocurrir muy próximamente. (Tomar contacto con el Ministerio del Medio Ambiente -hoy a estudio del Congreso- y con las Corporaciones Regionales.) Por lo pronto, a lo largo de los textos hemos mencionado más de una docena de Parques Naturales y dos Santuarios abiertos al turismo ecológico. Tales son: "Katíos", en Urabá; "Flamencos", en la Guajira; "Corales del Rosario", en Cartagena; "Sierra Nevada" y "Tayrona", en Santa Marta; "Parque de los Nevados", en el Circuito Cafetero; "Iguaque" y "Cocuy", en Boyacá; "Tuparro", en la Orinoquía; "Amacayacu" y "Cahuinari", en la Amazonía; "Isla Gorgona", en el Pacífico; "Farallones", en Cali; "Puracé", en conexión con Popayán y "Chingaza", cercano a Bogotá. Cada uno de ellos tiene alguna información ampliada en el capítulo correspondiente.
En general, se trata de Parques que administran por lo menos un centro de visitantes (un lugar de recepción con información y ayudas básicas, elementos didácticos y guianza). Suelen contar también con cabañas o algún tipo de alojamiento rústico, donde la tarifa por persona es apenas del orden de seis dólares la noche, más el estipendio de entrada al Parque (uno o dos dólares). Si no hay montaje expreso para alojamiento, probablemente habrá alguna posibilidad de camping, aún más económica. Con frecuencia hay restaurante o alguna facilidad para preparar alimentos.
Las visitas deben hacerse con previa reserva (hoy en día en Inderena-Bogotá, División de Parques Nacionales, tel. 2832598).
Con respecto a los Parques selváticos en zonas bajas conviene tomar algunas precauciones, como vacunarse contra fiebre amarilla y antitétanos; ingerir preventivos antimalaria con alguna anterioridad al viaje; cargar buena provisión de repelentes de insectos, suero antiofídico polivalente y un antidiarreico; no portar mucho peso (lleve carpa sólo como último recurso), limitando el equipaje a ropa fresca, holgada y que cubra todo el cuerpo, botas de caucho, zapatos tenis y una linterna.
Con respecto a los Parques selváticos en zonas bajas conviene tomar algunas precauciones, como vacunarse contra fiebre amarilla y antitétanos; ingerir preventivos antimalaria con alguna anterioridad al viaje; cargar buena provisión de repelentes de insectos, suero antiofídico polivalente y un antidiarreico; no portar mucho peso (lleve carpa sólo como último recurso), limitando el equipaje a ropa fresca, holgada y que cubra todo el cuerpo, botas de caucho, zapatos tenis y una linterna.
Finalmente, hay un reglamento de conducta dentro de los Parques que enfatiza la prohibición de llevar licores; la de extraer material vegetal o animal de cualquier clase; y la obligación de llevarse consigo la basura no biodegradable, y de no hacer ruido.
Fuera de los Parques de la lista de arriba, quedan otros casos de muchísimo interés, varios de ellos también mencionados tangencialmente, pero en relación con los cuales hay dificultades mayores de acceso o menor equipamiento para visitantes.
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